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Hace algún tiempo soñé que me encontraba frente a la casa de un familiar. Había un árbol enorme cuyos frutos eran enormes piedras. Se acerca a mí una joven, de mi familia inmediata y su madre detrás de ella. Veía en el sueño como su madre le insistía al oído con coraje… ¡Dale! ¡Dale! ¡Dale duro! Y la pellizcaba por detrás del brazo obligándola a que me diera.
De momento sentí el puño directo en mi corazón, fuerte, duro y sólido…el dolor que sentí fue tan fuerte que desperté. Me entristeció pensar que realmente la persona que me golpeaba en el sueño es una que expresa no creer en Dios y sus hijas están creciendo sin que se les instruya en el camino de la verdad.
Pasaron algunos días. Me contó luego, esta misma joven, que realizando gestiones del colegio de su hija por alguna razón tenía que mentir para que la admitieran. Así que cada vez que decía la mentira y su hija inocentemente la corregía, le pellizcaba duro detrás del brazo para no delatara la verdad.
Por que los amo, declaro sobre mi familia y sobre ti, el cumplimiento de esta palabra sobre sus vidas: “Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios” Ezequiel 11:19-20.
Si sientes que algo esta faltando en ti, algo está faltando en tu corazón. Si estás o has sembrado en tu hijos, tu pareja, tu matrimonio, tu familia o amigos algo de esto; amargura, coraje, tristeza, rebeldía, incredulidad, abandono, rechazo, desprecio, maldición, mentiras, dolor, insultos, pecado, no esperes luego que te tiren con flores, pues lo que sembramos eso cosechamos.
Si has sentido que Dios está tocando a las puertas de tu corazón y estas resistiendo por temor, por que piensas que no es el momento y que tienes que prepararte. Si cada vez que te hablan de Jesús dices que no estás listo. Ya Dios esta trabajando en ti. Hay una esperanza para tu vida. Aún estas a tiempo.¡Dios cambió mi corazón! ¡Cambió mis tristezas por alegría! También quiere cambiar el tuyo, sólo tienes que permitirlo.
Si ya Dios restauró tu vida y sabes que en tu familia hay personas que se niegan a creer en el Señor, declara esta palabra sobre ellos, para que Dios en su misericordia les permita tener una experiencia con él y del fruto de arrepentimiento convierta sus corazones en corazones de carne, prestos a recibir el amor tan grande que tiene Dios reservado para ellos.
Se me hizo difícil escribir el mes pasado, tenía el qué escribir pero no encontré el cómo y el cuándo hacerlo. En el proceso entendí que la inspiración de lo que escribo no proviene de mi intención, ni dependen de mi… no se trata de escribir lo que vivo, sino que lo que viva ministre a quien lo lea. Sé que lo que leas en esta parte hablará a tu vida de forma especial.
Hacen tres meces viajamos nuevamente a Guatemala, esta vez para asistir al Congreso DIV de la Iglesia Lluvias de Gracias. El poder llegar se nos hizo cuesta arriba, pero confiábamos que si Dios tenía un propósito con ese viaje lo íbamos a lograr. Y así fue, a unos días del viaje pudimos comprar los boletos y nos hospedó en su hogar nuestro amigo y hermano Pastor y su hermosa familia guatemalteca.
Al día siguiente de haber llegado, nos dan la triste noticia de que habían secuestrado a la sobrina del Pastor y pedían $100,000 por su vida. Nos contaban que en Guatemala es muy difícil que una persona secuestrada salga con vida, pues aunque la familia pague por su rescate, matan al secuestrado para evitar ser delatados a las autoridades. Vivimos momentos de mucha tensión y tristeza pues se recibían llamadas a todas horas, pero ninguna con buenas noticias. Sin embargo, confiábamos que veríamos la mano de Dios. Nos unimos al clamor de la familia e iglesia, declarando que la joven sería libre, creyendo que Dios tenía el control de toda la situación.
Asistimos a las actividades del Congreso, ambientadas precisamente con artículos de guerra y milicia… dos paracaídas colgaban del techo de la Iglesia. Cada conferencia ministraba a la situación que se estaba viviendo en la familia. El Pastor General hablaba de cómo ante las situaciones nos creemos superhéroes, creemos que tenemos la súper fuerza, la superinteligencia y la supercapacidad para solucionar las cosas, sabiendo que el único que puede hacer que cosas sobrenaturales ocurran y el único héroe es Dios.
La joven, salía de la Universidad cuando fue secuestrada. Cuenta que la llevaron amarrada y vendada a una casa donde escuchaba niños y el servicio que se ofrecía en una Iglesia aparentemente cercana. Los secuestradores la amenazaban constantemente de que la matarían si su familia no pagaba por su rescate. Cuenta en llantos que a lo lejos escuchaba los cánticos de la Iglesia y las predicaciones dirigidas específicamente a ella. Ella fue criada en la Iglesia y se había apartado. Dice que empezó a pedirle al Señor que la liberara, que había aprendido su lección y le prometió que le volvería a servir.
Al tercer día se recibió la llamada de que la joven había sido liberada, ilesa y sin ninguna recompensa a cambio. Los secuestradores le decían… “de verdad que tu tienes que tener mucha fe, por que te vamos a soltar y no sabemos por qué lo hacemos” y hasta le dieron dinero para que hiciera las llamadas. Sus familiares la recogieron y al primer sitio donde la llevaron fue la Iglesia. Ahí la conocí, sus manos estaban marcadas por los amarres. Fue hermoso escuchar, como llorando de agradecimiento al Señor, contaba cada detalle de su testimonio.
Parecería que este viaje fuese sacado de una película, pero quiero decirte que fuimos testigos de lo que Dios es capaz de hacer. La experiencia caló hondo en nuestro corazón.
Si estas agobiado(a) por el exceso de trabajo o la inestabilidad laboral, las preocupaciones por las situaciones económicas de tu hogar, la tristeza y la depresión, las enfermedades mentales y las enfermedades físicas, las adiciones, intentos suicidas, la pornografía, tu matrimonio, tus hijos, en fin, cualquier cosa o situación podría convertirse en nuestra propia prisión. Te advierto que Satanás aprovecha nuestros momentos de debilidad para querer atrapar nuestras almas.
Hoy te digo que de la misma forma en que Dios liberó a la joven de Guatemala así lo quiere hacer contigo, si tan sólo decides pedir auxilio a su hijo Jesús. Te invito a que lo hagas…si lo necesitas ¡grita! “Jesús socórreme, sé el salvador de mi vida” y verás como empezarás a sentir una liberación sobrenatural en tu vida y la de tu familia.
A un día del Poderoso Retiro para Damas: Despierta, Levántate y Marcha con la Pastora Mayra Castillo y 108 Mujeres Guerreras.
La primera noche del Retiro la Pastora Judith Capetillo predicó sobre la historia bíblica de la serpiente (Satanás) y la mujer (Eva). Y habló de cómo el aborto era uno de las mejores armas de Satanás para deteriorar el alma de la mujer¹. Mi esposo y yo, engendramos un bebé hacen seis años atrás, cuando no estábamos aun casados. En ese momento pensé que el tener ese bebé desgraciaría mi vida y convencí a Edward de que lo abortáramos. Al año de ocurrido esto nos casamos. El tema de ese niño siempre fue de mucho dolor para nosotros hasta que decidimos un día no volver a hablar del tema. Hacen poco más de dos años decidimos tener nuestros hijos. Todos los meces Edward le hablaba al “supuesto bebé” por varias semanas, hasta que se aparecía la manchita roja. Sentíamos profunda tristeza… pero mes tras mes lo volvíamos a intentar.
¹La pastora Capetillo hizo referencia al libro: La Mujer, El Sello de la Creación del Pastor Rey F. Matos
Hace un año y medio nos reconciliamos con el Señor. Desde entonces nos han profetizado que tendremos hijos (más de uno) y que yo sería como Ana. En una viaje a Guatemala y Panamá en el mes de junio pasado, nos profetizaron lo de los hijos nuevamente, pero un poco más allá. Nos profetizaron de lo poderoso que serán para el Señor y como serán reconocidos sus nombres en las naciones. “Se separarán de ti y los perderás, se irán al mundo, pero no como los del mundo… sino como Jesús que se fue a ganar vidas”. En ese mismo viaje otras dos personas nos dijeron que veían en nosotros tres cuerdas de oro, que se entretejían: Dios, Edward y yo.
En el Retiro se me entregó un cartapacio con unos papeles. En cada cartapacio había una tarjeta con un pasaje bíblico distinto. El mío dice; Dios lo hará todo de nuevo “El Señor se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos como en los días de fiesta. Sofonías 3:17. Mientras las demás damas danzaban la música para el Señor, y muy a pesar de lo mucho que me gusta la música, yo me negué a hacer lo mismo. Si lo hacía, decía yo, no lo haría para agradar a Dios sino a mi misma. Sin embargo Dios me había mandado a danzar desde el momento que recibí la tarjeta aquella. Luego de un mensaje profético la Pastora y Profeta Sandra González llamó a varias damas para que danzaran al frente al ritmo de Regetón Cristiano. Que chévere todo… hasta que me señaló y me paró, para que ¡YO! danzara y en público. A pesar de que me resistí al principio me paré al frente. Lloré cuando empecé a danzar pero sentí una liberación tan grande que me llenó de gozo hacerlo en cada canción que pusieron en la “Fiesta del Señor”.
“Se acabó la sequedad, en ti pongo fertilidad. Yo soy tu esposo, yo soy el dueño de tu hogar” me profetizó Orlando Vega. Al escucharlo caí al suelo quebrantada en llantos y mi cuerpo se encorvó hasta tomar posición fetal.
Me cuestionaba este fin de semana por qué cada vez que Dios me quebrantaba me hacía caer en posición fetal. En una oportunidad que tuve para ir al cuarto le conté a mis dos amigas (Awilda y Noris) un sueño que tuve hace algunos meces atrás. En este sueño caminaba en el borde de una muralla alta. Al final de esta muralla los bloques se caían. Caigo de esta muralla a un valle verde, precioso, pero muy empinado. Al caer sentí miedo y metí las manos en la tierra, traté desesperadamente de escalar pero no pude. Agarré una roca… me aferré tanto y tanto a esa roca. Alguien me gritaban en el sueño “Dámaris te tienes que soltar, déjate caer, déjate caer.” Sabía que me tenía que soltar, pero el miedo no me lo permitía. Lloraba y lloraba, y mi cuerpo se encorvaba más y más, hasta tomar la posición de un feto. Esa mañana desperté ahogada en llantos. El no completar el sueño y contestarme si me hubiese podido soltar o no, me llenó de dolor y desespero. Dios me dio la interpretación del sueño esa misma noche. Me dijo que tenía que soltar las riendas de mi hogar. Tenía que someterme a mi esposo y dejar que él fuese la cabeza del hogar. A pesar de lo duro que se me hizo aceptarlo, empecé a trabajar en ello.
***
El último día del Retiro me volvía a casar… y mientras esperaba, vino a mi mente mi boda con Edward. Recordaba cuanto había llorado de felicidad por lo del matrimonio y cuanto lloraba, a la vez, por la tristeza al ver a mi mamá con un sombrero cubriendo su cabeza… que no tenía pelo a causa de su tratamiento de cáncer. Y en esa espera Dios me dijo; “Esta no es la boda que tu tuviste con Edward, esta boda es diferente porque te vas a casar conmigo”. Literalmente me casé con Él.
*** En el último almuerzo la Pastora Mayra Castillo compartió un testimonio de una mujer a quien Dios la llevó, en el proceso de sanidad, por su vida desde que era un feto en el vientre de su mamá. Me señaló a la mujer a lo lejos y comencé a llorar.
*** Se terminó el retiro. Mi esposo y los esposos de Awilda y Noris, nos fueron a recoger al retiro y nos sorprendieron con ramos de flores. Fue un momento precioso. Las damas que allí quedaban nos rodearon en oración. Las guerreras nos ministraron y dieron palabra profética para cada matrimonio. Mientras se ministraba por mi matrimonio, Dios hablaba a mi corazón diciéndome; “Dos esposos tienes, uno en el cielo y otro en la tierra.”
*** Antes de partir del lugar vi a la mujer a quien la Pastora Mayra Castillo me había señalado en el almuerzo. Le pregunté que si era ella la del testimonio del feto. Me dijo; “Cada vez que Dios te pone en forma fetal es por que te esta cambiando de nivel. Un nuevo nacimiento”. Le conté brevemente lo del sueño y me dijo; “¡Tú eras! Estos días en el retiro sentía dolor en mis entrañas y era por ti”. Comenzó a profetizar sobre mi vientre diciéndome; “En ti hay multitudes”. A través de ella Dios me dio instrucciones de que leyera Proverbios 18 y 19 completo y que diera siete (7) vueltas alrededor de mi cama. Como en Dios no hay casualidades, le conté que la semana anterior reorganizando mi habitación, por primera vez había puesto la cama en el medio del cuarto.
***
Casi llegando a nuestro hogar Dios nos regaló un atardecer precioso, uno que jamás había contemplado. Al lado izquierdo las nubes estaban pintadas de diferentes tonalidades de lila. Y al lado derecho se veía a lo lejos un lago de fuego con montañas y cascadas de fuego. Fue impresionantemente hermoso.
***
Preparé el cuarto. Le puse una sabana azul a la cama. Coloque la lámpara que me entregaron en el retiro sobre el tocador. Le pedí a Edward que se arrodillara en la sala a orar mientras yo oraba en el cuarto. Amarré el ramo de tres cintas, que Dios me entregó como pacto de mi boda con Él, a mi sortija de matrimonio. Y mientras oraba vi en mi espíritu que las tres cintas del ramo se convertían en las tres cuerdas de oro de las que me habían hablado en Guatemala.
Sentados en la cama leímos Proverbios 18 y 19 hasta terminar. Más me tocaron los versículos de Proverbios 18:20-22. Los repetí varias veces hasta que entendí lo que Dios me decía. Callé y esperé que mi esposo hablara. Cuando pensé que me hablaría de cosas románticas… Te Amo, Besos, Besos y que se yo, me comenzó a hablar de los propósitos de Dios para nuestro matrimonio y nuestros hijos. ¿Y ahora qué? pensé. Nos agarramos de las manos y empezamos a caminar y a declarar, uno al lado del otro… siete vueltas alrededor de la cama.
Nos acostamos. Edward colocó la Biblia entre medio de ambos y me dijo con lágrimas en sus ojos, lágrimas que cayeron dentro de los míos; “Ante la Biblia, yo te acepto como mi esposa y prometo amarte, cuidarte y protegerte hasta el final de mis días”. Yo hice lo mismo. Créanme que esta boda fue mucho más preciosa que la primera. Me acerque a su oído y le dije; “Me amarás más que nunca pues hoy vas a hacerle el amor a la esposa de Dios”. Fue un momento precioso, donde el placer quedó a un lado, para infundirnos con Dios.
Continuará…
Testimonio II Disponible desde 1 de enero de 2007
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