Transcripción de un sueño que tuve el pasado 3 de diciembre de 2020

La mayoría de los elementos de este sueño los he podido comprender e interpretar, otros no. Lo escrito en itálica son mis anotaciones al sueño.

Solo puedo narrar lo importante, pues el sueño tenía muchos elementos.

Soñé que estaba de parto. Estaba en mi casa con mi esposo, su papá y su mamá (tres generaciones, tres tiempos: pasado, presente y futuro). Siento que ya voy a parir, pero no me da tiempo a avisarle a mi esposo Edward. Solo me veo bañada en sangre…ahí comienza el corre y corre (tiempos finales).

Entre tanto me llevan al hospital, el papá de Edward le ofrece dinero para que resolviese en la situación (como hace un padre con un hijo), pero Edward rechaza el dinero y le dice que él tiene todo bajo control (autosuficiencia).

En una de las contracciones, y entre la sangre, evacuo en mi ropa. Uno de mis perros comienza a comer la excreta del piso. En medio del caos tenemos que pelear con la perra para que dejase de comer la excreta (veo mi humanidad y cómo los animales se están alimentando de los desechos de los hombres).

Me encuentro de frente al closet de ropa pues sé que necesito cambiarme de vestido. Estoy indecisa de qué ropa ponerme, pues sé que al estar embarazada la ropa ya no es de mi tamaño. Hay al mi lado dos damas ayudándome a seleccionar un vestido (sé que me eran familiar, pero no recuerdo sus rostros). Les pido me ayuden a poner un vestido blanco, tipo bata, que sabía me entallaba bien. Pero al ponérmelo también fue bañado en mi sangre.

Mientras sigo pidiendo que me lleven a parir (pues nada avanzaba y el dolor aumentaba), estando en la casa salió de mi vientre una bolsa blancuzca y gelatinosa. La bolsa cayó al suelo y mi vientre se sintió más pequeño y liviano, pero aún tenía la urgencia de parir (entiendo sería la placenta…nunca he parido así que no sé qué es qué).

Me llevan al hospital y me encuentro acostada en la cama de partos. A mi alrededor hay otras mujeres por parir. Pude observar que las camas están acomodadas formando una especie de semicírculo (es la manera que lo puedo describir, para mí se asemejan a tomos de libros antiguos). Las camas eran muy grotescas y de cierto modo antiguas (casi color verdosas). De todas las mujeres la doctora me saca a mí y ve lleva a la sala de partos (me da la impresión de que ya yo estoy lista y las demás no).

La sala de partos tiene cristales alrededor, todas las paredes son en cristal. Yo podía mirar lo que ocurría afuera de la sala y todos podían mirarme parir. Podía ver a mi familia reunida a las afuera. Había muchas otras personas que yo no conocía. Todo el que se encontraba podía ver lo que me ocurría y podían escucharme gritar. Sin embargo, podía ver a todos distraídos y entretenidos unos con otros. Entre ellos pude distinguir a una mujer intentando seducir a los varones. Se hacían chistes unos a otros. Mientras yo gritaba de dolor de partos, parecía a ninguno le importaba que en ese momento su atención debía estar en mí. La mujer de partos.

Con gran decepción terminé bajándome de la camilla. Seguido estoy en las calles de una ciudad del tipo Nueva York. Me encuentro caminando pues sé que aún queda un poco más de tiempo para que salga el bebé. Mientras camino regresó el dolor de parto. Mientras regresaban las contracciones gritaba y gritaba por el dolor. Suplicaba porque me llevasen al hospital, pero no encontré quien lo hiciese.

Se detuvo un vehículo MUY alto y ofreció llevarme. Pero yo sabía que por mi condición de parto no había manera en la que pudiese alcanzar el asiento que estaba demasiado alto para mí. Muchos vehículos grandes se detuvieron, pero como yo no podía alcanzar… lo seguían de largo. Aquellos que tenían vehículos normales estaban tan ocupados que ni se inmutaban a mover sus vehículos de sus estacionamientos.

Desperté.

A largo del sueño hay una dama demi congregación que mantiene una conversación constante conmigo. A pesar de que yo le decía que estaba de parto, ella insiste en el cumplimiento de la plaga de bisontes (yo no sabía de lo que me hablaba o siquiera lo que es un bisonte). Yo intentaba hacerle consiente de mi dolor y ella hacía referencia a que faltaba la plaga de los bisontes o algo así (para mí como que ella no entendía y me hablaba de cosas que yo no podía entender o nada tenían que ver).

Como la mayoría tendrá conocimiento, el 6 de enero de 2021 ocurrió el suceso violento en el Congreso. La gente demandará señal y todas las escritas en la Biblia le serán dadas. Aquí el inicio de la «plaga de los bisontes», no ignoremos los tiempos y las artimañas de nuestro adversario el diablo: https://www.elnuevodia.com/noticias/estados-unidos/notas/quien-es-el-hombre-disfrazado-de-bison-que-participo-de-los-actos-violentos-en-el-congreso-de-estados-unidos/

El capítulo 12 de Apocalipsis menciona a la mujer de parto. Esta mujer NO TRATA DE MI PERSONA, como individuo. El Señor, ha entregado sueños muy similares a éste o otras personas. Según éstos han publicado, también les ha sido revelado que uno de los símbolos de la mujer de parto es la Iglesia. Yo también soy parte del Cuerpo; la Iglesia.

Este sueño me lleva a la conclusión de que la Iglesia de Jesucristo de Nazaret tiene en sus entrañas la revelación de la Palabra en el tiempo del fin; por eso gime. Estoy convencida que como muchos de ustedes, también han sentido la urgencia de proclamar la Palabra. Mientras más se acerca el cumplimiento profético, más intensos serán los dolores de parto.

Puedo comprender algunos lectores no coincidan en la interpretación y aplicación de Apocalipsis 12 a este sueño. Son muchos los que entiendan que este capítulo es exclusivamente un trato de Dios con el pueblo judío, otros tendrán diferente interpretación. No tengo porqué contender o refutar. Solamente comparto mi sueño como lo he recibido.

A fin de cuentas, sabemos que el fin del tiempo está cerca. Y que solo si recibimos a Jesucristo como único y exclusivo Salvador, y si permanecemos obedientes y fieles a su Palabra nos espera una eternidad gloriosa.

A nosotros, la Iglesia, nos toca ir por todo el mundo, proclamar la Palabra, para que todo aquel que en ÉL crea, no se pierda, sino que tenga vida eterna (Marcos 16:15-16; Juan 3:16).